Siento el cadencioso pasar del tiempo, tamizando imperceptibles vivencias propias que dan la apariencia de inmovilidad, mientras que afuera, el mundo gira a una errática velocidad.
Siento aumentar el blanco en mis cabellos y los surcos en mi piel, y aún así siento que en mí nada cambia. Paso los días construyendo abstracciones y las noches jugando con abstracciones ajenas, como lo hice hace diez años, cuando el mundo externo era otro, y yo el mismo, aunque más ligero de los pesos del cuerpo, de la mente y del alma.
Hay quien las ropas se desgarra, y en la obscuridad se deprime ante la implacabilidad de los segundos. Hay quien ante la muerte huya despavorido y hay quien sufre en carne propia la muerte de sus ídolos.
Siento aumentar el blanco en mis cabellos y los surcos en mi piel, y aún así siento que en mí nada cambia. Paso los días construyendo abstracciones y las noches jugando con abstracciones ajenas, como lo hice hace diez años, cuando el mundo externo era otro, y yo el mismo, aunque más ligero de los pesos del cuerpo, de la mente y del alma.
Hay quien las ropas se desgarra, y en la obscuridad se deprime ante la implacabilidad de los segundos. Hay quien ante la muerte huya despavorido y hay quien sufre en carne propia la muerte de sus ídolos.
Pero yo, además de amor, y de ver pasar el tiempo, cada vez siento menos.
1 comentario:
Hola Hector.
Estuve navegando, buscando blogs que me hicieran entender y sentir el vacio y sin sentido de la patria lejana. Me encontre con tu blog, me gusto.
Me acompanaste por un rato, distrajiste por un momento del precipicio sin esperanza por donde hoy estoy viendo el mundo y en especial Colombia.
Suerte.
Vicky
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