La historia es una pulsión que se pudre por la brisa decadente de la nostalgia, por el fermento de las ambiciones insatisfechas, de las luchas insensatas, de las ideas robadas, de una eternidad de impulsos y deseos sin boca y sin lengua.
En espasmódicas y violentas contracciones se retuerce para vomitar los instantes de este presente. Un presente infestado de pequeñas historias miserables, antecedido por elongaciones premedievales y plagado de deformidades contemporáneas, donde grandes invisibles llevan la lumbre seguidos por un séquito de gnomos y farsantes.
Somos los precursores del simio que hace gestos obscenos desde la inmortalidad con un anónimo destino que teje futuros paralelos, y añora en ocasiones bordar su nombre en las banderas de la gloria y abandona su precioso encéfalo sobre la gran sopa cósmica del deseo. Somos los precursores de una ruina sin precedentes, maravillosa y horrible.
Gerineldo Campos Q. - Héctor H. Villa V.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario